CREACIONES AUDIOVISUALES DE NUESTRA BIBLIOTECA: ATREVEOS A SOÑAR

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miércoles, 18 de noviembre de 2020

MICRORRELATOS CONTRA LA VIOLENCIA MACHISTA DEL CURSO 2021/2022 


UNA NIÑA LIBRE

Claudia Luzón Espínola, 3º de ESO B

 

          Desde pequeña la sociedad, la televisión, la red, su entorno, la escuela, su familia le inculcaron que debía ser libre, vestirse como quisiera, conocer y amar su cuerpo, ser como prefiriera y valerse por sí misma;  la animaron a no creer en el cuento del príncipe azul ni en películas románticas.

          Ah, vaya, que no fue así y hoy, por desgracia, la lloramos. En nuestro cuento, ahora la estaríamos observando bailando y riendo sola, libre, con alas y a la luz de luna…

 

NO SE PUEDE VIVIR CON MIEDO

Victoria Fernández Muñoz, 3º A

 

Siempre me enseñaron que nadie debía decirme qué hacer, cómo expresarme y mucho menos cómo vestir o juzgarme por mi manera de pensar. Era una chica libre con muchas metas por cumplir y muchos sueños que alcanzar pero no sabía que así estaba provocando que desearan mi muerte. Vivía en una sociedad machista. Un día salí con mis amigas en la noche y temía  que pasara algo, esperando un taxi me acorralaron unos chicos y me hicieron  bastante daño, desde entonces decidí no callar nunca.

 ¡No se puede vivir con miedo!

 

NO CERREMOS LOS OJOS

Verónica Moleón Linares, 3º de ESO B

Una mujer salió a caminar, pasaron dos hombres en un coche, la secuestraron, la mujer empezó a gritar y un hombre la vio y cogió la matrícula del coche. A continuación, llegó la Guardia civil, le pidieron datos del vehículo y se los dio. Los hombres se fueron presos, la mujer no estaba en mal estado y consiguió salvar su vida porque el hombre no dejó pasar el problema, todo gracias a una persona que no cerró los ojos.                   

Ante la violencia machista, no la dejemos pasar, no cerremos los ojos.

 

SI FUERA UNA CHICA

Julio Fidel Martín López, 3º de ESO B

 

Era un día de verano por la noche, estaba sola, estaba bebida, iba hacia mi casa, de repente escuche un ruido detrás de mí, miré pero estaba muy oscuro, tenía miedo, empecé a correr y notaba que alguien me seguía, corrí y corrí hasta que me encontré con un amigo y le conté lo que me había pasado y me acompañó a mi casa, desde ese día me planteo por qué las mujeres tenemos que tener miedo y no podemos salir solas.


CIATRICES

De Sonia carrillo

3º de eso

Hola. Soy Noah y vengo a contar nuestra historia.

Tenía 8 años y tuvimos una crisis en casa. Mi madre empezó a ser maltratada por mi padre; yo no podía hacer nada.

Esa noche mi madre trabajaba, me quedé en casa con mi padre, él estaba borracho. Estábamos cenando cuando, sin motivo, se enfadó, yo me escondí. Él me encontró cuando grité al escuchar romperse una ventana. Me golpeó e insultó, pero conseguí escapar. Allí estaba la policía y, aunque casi muero por los golpes, mi padre fue arrestado y mi madre y yo conseguimos una vida más segura.

DESFIBRILADOR

DE LOLA FUENTES

3º DE ESO

 

          Cada día recibía más insultos, nuevos moratones, nuevas heridas que  no podía sanar. Ya no me importaba nada, porque sabía que al día siguiente ocurriría otra vez y no tenía fuerzas suficientes para detenerlo. Quería hacer algo, necesitaba hacer algo, pero el miedo y la angustia me vencían. Mi corazón estaba roto, ya no amaba, ya no latía, no tenía esperanza alguna, hasta que trajiste ese desfribrilador tuyo al que puse inumerables nombres, como apoyo, confianza o amor. Me devolviste la vida y nunca sabré como agradecertelo. TE QUIERO.

 


MICRORRELATOS CONTRA LA VIOLENCIA MACHISTA DE ALUMNADO DEL CURSO 2020/2021

25 DE NOVIEMBRE DE 2020, DÍA CONTRA LA VIOLENCIA MACHISTA


SÍ QUIERO

Estrella García Sanjuán, 2º de ESO B

Yo soy así, siempre me quedo con los mejores recuerdos, ya no me volverá a tocar, pienso.

Mientras él vive en la triste realidad, yo lo observo día a día, aún me acuerdo de sus latidos, o su respirar al dormir, cuando solíamos ir al cine o cenábamos en aquel restaurante que tanto me gustaba, yo era feliz pero todo cambió al decir “SÍ QUIERO”.

Recuerdo perfectamente como cada cuchillo se clavaba y atravesaba mi piel, los médicos hicieron lo posible e imposible, pero no salí con vida.

Bueno, ya he hablado bastante, y tú ¿por qué estás aquí?

Las pastillas

Lola Fuentes Rodríguez, 2º de ESO B

Alguien me dijo una vez que estaba enferma y yo me lo creí. Entonces busqué un remedio que me curara. Encontré unas pastillas que me hicieron sentir mucho mejor. El inconveniente fue que al cabo del tiempo dejaron de hacer efecto, pero yo las ansiaba y decidí añadir una dosis un poco más fuerte. Así transcurrió un tiempo en el que creía sentirme bien pero realmente no era así.

Finalmente, me di cuenta de que me estaba autoengañando, que aquellas pastillas me estaban maltratando. Pero decidí ser valiente y atreverme a dejarlas porque sabía que su sabor no era bueno.

OTRA REALIDAD

Paula Izquierdo Robles de 2º de ESO B

La profesora había puesto como deberes que dibujaran su habitación. Todos los niños dibujaron su habitación muy bonita con cortinas, camas... 

La de Natalia era diferente. Solo se veía un armario, una bañera y una manta.

La maestra sintió curiosidad y le preguntó que si no tenía baño y ella dijo que no. La maestra quiso saber porque aparecía una bañera y ella le dijo porque cuando papá se enfada, mi madre me dice que vaya al armario y espere allí. Pero si está muy enfadado nos vamos al baño a dormir.

 

EL AMOR NO DUELE

Sofía Bañuls Yordanova de 2º de ESO B 

Querida hermana, 

Me he pasado todo el día pensando en ti, desde que mamá se fue, nos hemos distanciado. De pequeñas éramos tan felices que no nos dábamos cuenta de lo que sufriríamos de mayores.

Me hubiera gustado estar ahí contigo para decirte la verdad, y que pudieras escapar de las rejas de tu casa, ir más allá, perseguir tus sueños, tener hijos, ser feliz. Ese era mi deber como hermana mayor.

Me hubiera gustado que entendieras que el amor no duele y que en el amor, no todo vale.

Pero aun así, siempre te querré. Besos.

De Laura.


María, escritora

Ismael Acvi, 2º de ESO A

Me llamo María y soy escritora.

Nací en una familia con tres hermanos mayores, de los que mi padre estaba muy orgulloso siempre. En cambio yo estaba ahí pero parecía que no me veía. Mi padre me decía que no hacia falta que estudiara y que me buscara un buen marido que cuidara de mí, pero yo no quería conformarme con una vida así.

Yo soñaba con ser escritora y cada noche después de hacer las tareas de la casa me encerraba en mi habitación y dejaba volar mi imaginación escribiendo.

FELIZ

Estrella García Sanjuán 2º ESO B

Ahora sí, todo está bien y tranquilo, ya no estoy a su lado y no puede tocarme. Aún recuerdo ver cada cuchillo acercarse a mi piel, tuve miedo, lo admito, pero no está mal plantarle cara a la muerte de vez en cuando. Ser valiente y recordar por todo lo que has luchado para no rendirte. Nunca pensé que sería así, saqué mi fuerza y coraje de donde no lo tenía, y al fin me sentí libre. El mayor alivio al escuchar las sirenas y ver las luces azules por la ventana, saber que todo había salido bien, y que era hora de que actuara la justicia. AL FIN SOY FELIZ.


LAYLA

Penélope Carmona, 2º de ESO B

Érase una vez una mujer llamada Layla, Layla era una mujer de unos 20 años, vivía con un hombre llamado Jorge de unos 22 años desde hacía un tiempo hasta que un día decide casarse con Layla, ella acepta. Pero cuando llevaron dos años de relación, cambió, Jorge llegaba muy cansado y su mujer Layla se pasaba todo el día haciendo las tareas del hogar, un día estaba en la cocina cocinando la cena para ella y para Jorge, Jorge llega cansado y su mujer Layla le dice que venga a probar una cosa, él decidido va, cuando lo prueba dice: está asqueroso, esto no se puede ni tomar. La mujer le dice: he estado todo el día preparando esto. Jorge le dice: pues está asqueroso, no me gusta. Y en ese momento Jorge le pega una bofetada a Layla y le dice: o haces la comida mejor o te vas  de esta casa, no vas hacer nada sin mí. Ella se va llorando a su cuarto .Al día siguiente están los dos sentados en el sofá, Jorge empieza a tocarle la rodilla a Layla y luego el muslo. Ella le  dice: déjame, déjame. Jorge le coge de los brazos, la levanta y le dice: Tú eres mía, vas a hacer lo que yo te diga cuando yo diga vamos hacer el amor, se hace. Ella sin rechistar y llorando le dice: vale haremos lo que tú digas. Jorge la obliga tener relaciones sexuales y ella acepta. Al día siguiente ella va y denuncia a la guardia civil.


Aquella Mañana

Sofía Bañuls, 2º de ESO B

Ayer me levanté en el suelo del salón, sentía que los escalofríos me invadían. Anoche no pude dormir bien, me dolía todo el cuerpo, estaba sangrando en el suelo, solo las paredes sabían lo que pasó esa noche.

Estaba en mi casa, como todos los días, llegó el, celoso, porque decía que me escribía mensajes con otro y me dijo que le dejara ver mi móvil. Yo obviamente me negué, no escondía nada, pero no estaba dispuesta a que alguien abusara de mi privacidad, eso sobrepasa los límites.

Él era grande, musculoso y guapo, pero desde que empezó a tratarme mal, me di cuenta que la belleza no importa.

Empezó a gritarme porque quería ver mi móvil, no lo deje, y me lo arrancó de las manos y lo estrelló contra la ventana rompiéndolo en pedazos. Ya no podía soportarlo más. QUIÉN SE CREÍA.

Se acercó a mí, vi su mano sosteniendo una navaja. Me temía lo peor. Se pegó a mí, me puso la navaja en el cuello y dijo literalmente " tú haces lo que yo diga”. Le di un golpe en el brazo, le grité: " A MÍ NO ME VA ESO DE QUE ME CONTROLEN, ¿VALE?" y salí corriendo lo más rápido que pude. Me agarró del brazo, me cogió del pelo y me clavó la navaja en el riñón izquierdo

Se fue. Llegaron los civiles y me vieron tirada en el suelo desangrándome lentamente. Intentaron reanimarme. Yo por dentro sentía como poco a poco iba perdiendo la capacidad de mover mis extremidades y mi cuerpo se hacía  cada vez más débil.

De vez en cuando una descarga eléctrica sobresaltaba mi cuerpo y sentía como el inmenso charco de sangre alrededor de mí, me inundaba.

Poco después de eso, me desperté, me sentía libre, por fin había despertado, pero sin embargo, al levantarme del suelo, tenía la extraña sensación de que se me olvidaba algo, y al girarme, vi mi cuerpo, tendido sobre el suelo y rodeado de sangre, con todavía la navaja clavada en mi riñón.

Ahí es cuando me di cuenta de que mi vida había terminado. 

 

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